martes, 26 de julio de 2011

EL CUADRO


EL CUADRO es El Nacimiento de Venus de Boticelli.

Maldigo mil y una vez el día que recorriendo Europa con el interrail en el 2002, di con mis huesos en la siempre vetusta Florencia, y llevado por no sé qué estúpida razón, preferimos saltarnos la más que obligatoria visita a la Galería Uffizi. (No fue el único error entonces. También llegué tarde a la Capilla Sixtina y la Basílica de San Marcos de Venecia)

No sé si Boticelli era gay o un mujeriego, allá en la Florencia del siglo XV, pero desde luego lo que sí está claro es que admiraba hasta el éxtasis la belleza y el espíritu de la mujer. Que admiraba su belleza queda patente en la representación pura y tierna de la figura de Venus, perfectamente contrastada con los cabellos salvajes y de color ardiente que la envuelve. Incluso se puede observar un vientre ligeramente abultado, como queriendo expresar la fuerza de la feminidad en la creación y continuidad de la vida, esas cosas que tanto gustaba a los renacentistas. Sin olvidar el gesto pudoroso, claro, que tanto enternece la imagen.

Pero además del desnudo terrenal para representar a la Diosa, hay algo que me fascina por encima de ello, y es la captación de la mirada que posee el rostro. Una mezcla entre melancolía y ausencia que no consigo recordar en ningún retrato artístico excepto éste, pero sí en las mujeres de las que me acabo enamorando. Por eso cuando miro este cuadro no sólo veo fuerza, pasión o belleza, veo la mujer de mi pasado, mi presente y mi futuro, cualquiera que sea. Me gusta imaginar que así fue para el propio Sandro, y que la consecución de este retrato fuera el retratar a la mujer de la que estaba enamorado. Si así fuera me da envidia esa hipotética capacidad de poder retratar al objeto de sus desvelos.

En cuanto al resto del cuadro, a la izquierda aparecen los dioses dándole dinamismo mediante el viento que empuja la concha sobre la que va situada la imagen central. La profundidad del paisaje marítimo. A la derecha, el movimiento de protección y cariño de la otra figura importante del cuadro, la diosa Primavera, congelada en pleno acto maternal. Todo ello es una hermosa y completa cobertura de Venus, objeto principal de la escena.

También ayuda que sea El Cuadro que, a pesar de las miríadas de representaciones religiosas que existen en el arte, este cuadro represente una escena absolutamente pagana y para lo que era la época, irreverente para el siempre oscuro y tradicionalista cristianismo que ha condicionado la Historia (del Arte y la otra), lo cual hace que simpatice con el motivo.

No sé mucho de Arte, más bien casi nada, y presiento que he dicho alguna estupidez referente al tema. Espero que nadie se fije mucho en esto, pues sólo quería aquí expresar mis sentimientos y admiración por esta Obra. Tan solo deseo que alguna vez la vida me vuelva a arrastrar hasta Florencia y entonces nada habrá que me impida ensimismarme con esta explosión de belleza que tanto admiro.
Para aquel que se vea interesado por esta Obra Maestra, pues aquí tiene el artículo de la Wikipedia, más serio y formal que mis delirios: http://es.wikipedia.org/wiki/El_nacimiento_de_Venus

No hay comentarios: