viernes, 6 de junio de 2008


En este pico es donde nos perdimos mi hermano y yo hace unas semanas, cuando fuimos a Navarra a una casa rural con nuestros padres. Es la primera vez q me pilla una tormenta en la montaña, y creedme, no es una sensación divertida, x mucho q ahora os lo cuente a algunos con una sonrisa en los labios. Y es q tomamos una decisión equivocada, volver por otro camino q no era x el q subimos, y no conocíamos. Calculamos mal las distancias y el clima, y no teníamos el mapa adecuado. Y las sensaciones fueron más o menos así:

Notar como cada vez estás más calado. Que x mucho q avances no parece llegar a ninguna parte. Creyendo q te has pasado el camino q te debía llegar a la salida. La tormenta descargando sobre ti. Ni un alma por ninguna parte. La niebla jugándote malas pasadas. Los rayos golpeando cada vez más cerca, los truenos empeñados en sonar cada vez más fuerte, el agua inundando todo. Al final no podíamos levantar la mirada del suelo. Porque teníamos q ir mirando los lugares donde no estaba inundado, sí, pero tb xq nos daba miedo mirar hacia arriba y ver q los rayos estaban cayendo demasiado cerca. Pero eso no impedía q vieramos el resplandor, y q éste fuera Rosa y no Azul o blanco, como tiene q ser. Y ya sabéis l q eso significa. Qué miedo. Hasta q x fin encontramos la salida a ese desierto de piedras y niebla, y poco después nos recogió un pastor con el patrol. Si no, otras dos horitas bajo la lluvia no nos las quitaba nadie.

Ya sé lo q sientieron Frodo y Sam subiendo al monte del Destino y después no podían bajar.