viernes, 21 de agosto de 2009

37 minutos

37 minutos. Eso es lo q ha durado el apagón en Palencia. Durante todo ese tiempo mi pequeña ciudad ha dejado de verse, lo q equivale casi a dejar de existir. Durante ese tiempo, han desaparecido edificios, plazas, coches, gente, árboles y farolas, sustituidas x una extraña oscuridad con volumen, perfilada tan solo x las estrellas, las q siempre han estado ahí, y las fugaces ocasionadas x algun vecino con las linternas o el movil. Era surreal recorrer la ciudad en coche por lugares conocidos bajo la perspectiva de la oscuridad. Todo igual, pero diferente. Apagar las luces del coche en mitad de la calle a oscuras era muy parecido a desaparecer de la faz de la tierra pero viendo lo q sucede en ese mismo sitio. Por unos instantes he paladeado la posibilidad de lo q sería vivir aquí donde estoy ahora, pero sin la electricidad q separa del siglo XIX del XXI. Supongo q a la larga sería algo bastante horrible, sin luz eléctrica, televisión, internet, música, telefono etc, pero un poco de romanticismo nunca viene mal. No he podido disfrutar mucho del sabor de una cena a la luz de las velas, pues poco despues de sentarme a la mesa ha vuelto la corriente, y con ella la realidad, la vida ordinaria, la televisión y las formas definidas de la ciudad, y su regreso a ocasionado q se fueran casi todas lass estrellas. Nunca había visto aquí tantas y tan claras como hoy, y no creo q las pueda volver a ver así. O puede que sí?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Fascinante... y me lo he perdido. Quizás apagada Palencia conseguiría existir un poquito más que encendida. ¿Por qué siempre nos toman el pelo? ¿Qué tenemos o qué nos falta que no tengan o no les falte a Jaén, Teruel, Zamora, Orense...? ¿Por qué los pijos siempre la toman con las capitales de provincias? ¿Por qué no atacamos a las ciudades vecinas con hordas bárbaras y les robamos sus ikeas y sus aquaparks, sus museos y sus cristiano ronaldos?